Un homenaje a mi familia y a los familiares de todos los descendientes del primer genocidio del siglo XX, el genocidio de los armenios

Soy francesa, soy armenia, mis padres también, mis abuelos también, acompañados de su otra hija y la familia de ella.

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Somos los descendientes a los que quisieron exterminar hace un siglo (en el año 1915), soy la descendiente de uno de ellos, Souren Dermarsoubian, mi bisabuelo.

“Pepe LLigero” (Papi con corazón), así lo llamábamos, nos contaba episodios de horror de su vida, pero siempre con la sonrisa y la voluntad de “perdonarles”.  Era un hombre muy bueno, sabio, muy culto y sensato. Nunca lo escuche quejarse.

Para perdonarles tienen que pedir perdón y reconocer los actos de su historia. Nosotros  los armenios tenemos la voluntad y el deber de transmitir nuestra historia, para que no vuelva a pasar nunca más, a nosotros o a los demás.

​Os voy a relatar una parte de la historia de mi bisabuelo.

​Mi bisabuelo tenía 12 años cuando los turcos vinieron a masacrarles, él era el pequeño de la familia, por eso pudieron esconderlo debajo del suelo tapada la entrada con una alfombra y un armario encima. Cuando salió encontró a su madre puñalada flotando sobre el Rio Éufrates, y escuchó a su tía cuando la violaron en el bosque detrás de casa…estamos en 1915.

​Una familia Kurda lo recogió. Un día, vio al hijo de esta familia traer una mujer muy joven, era una rescatada armenia de más o menos 17 años, con su bebé. Les dijo que les dejaría  con vida, a la sola condición de que ella se casara con él, se convirtiera al islam y renegara su idioma; ella se negó, él  la llevo al campo de al lado, la violo y tiro su bebe encima de ella. Impidió, amenazando de muerte, a cualquiera de acercarse a su auxilio ni de tocarla, la escucharon gemir durante días hasta que los perros llegaron…Son actos de una barbaría tremenda, “son bárbaros” como decía mi bisabuelo.

​Vagó como huérfano durante 2 años, la guerra se acabo, y su padre que volvió de América donde estaba durante el genocidio, lo volvió a encontrar en un orfanato.

Estamos en 1924, el poder autoriza a los armenios a vivir en Turquía, a la sola condición de que cambien de nombre y apellido por uno turco, que renieguen su religión y su idioma. Su padre se negó y decidieron entonces marcharse pasando por Siria hasta Marsella y Burdeos con su nueva mujer y sus niños, y con mi bisabuelo.

Mi bisabuelo se casó en Francia con la que fue mi bisbuela, Araxi, tuvieron 3 hijas y 1 hijo. Una de ellas era mi muy querida abuelita “Simone Dermarsoubian-Euksuzian”, otra falleció en un accidente a los 14 años.

​Se quedaron en Burdeos hasta 1947, aquel año volvieron a Armenia después de la llamada de Staline. Mi bisabuelo era un ferviente comunista y soñaba con un ideal, tenía la ilusión de volver a vivir en su tierra “Armenia”, la cual era en aquella época  una república soviética.

​El viaje fue largo hasta Batumi en Georgia donde les pusieron en un campo cerrado y los mandaron cada uno a su país de origen (es decir a Armenia para mi familia). A partir de allí, entendieron entonces que iban a vivir el horror de la dictadura.

Mi abuelo Antranik (André), prometido con mi abuela antes de que se vaya ella de Francia, fue en su busqueda a Armenia tres meses después de la ida de mi abuela. Nunca recibió la carta de ella avisándole de que no venga. Se caso con mi abuela en Armenia, tuvieron 3 hijas y 2 hijos. Uno de ellos falleció de frío a los 5 días, una de ellas, la mayor es mi madre (Violette Euksuzian-Kishishian). Lograron obtener sus papeles para volver a Francia en febrero de 1964. Desagraciadamente, mis bisabuelos, sus hijos y nietos no pudieron seguirles. Mi abuela lucho haciendo todo lo posible para obtener los papeles de los suyos. Lo logró primero con su hermano acompañado por su familia en 1972, luego con sus padres (mis bisabuelos) acompañados de su otra hija y la familia de ella.

​Desgraciadamente, mi bisabuelo nunca volvió a Armenia y falleció en Valence (Francia) el 10 de febrero de 2007 a los 104 años.

​PD: En 2004 hice una promesa a mi abuelo y la cumplí, lleve a mis dos abuelos a Armenia en Julio de 2005, desde 1964 nunca habían vuelto. Fue un viaje lleno de significado, tremendamente emotivo para ellos y para mí, en la pista de un pasado a menudo doloroso pero nunca olvidado. Un recuerdo más, para siempre, la alegría de verlos volver a vivir sentimientos muy profundos  y la emoción de compartir con ellos en vivo esos momentos. Se unió también el resto de mi familia, mi “tribu”.

​Soy francesa, soy armenia, muy orgullosa de mi historia y mis raíces, intento dar de forma muy humilde un homenaje a mis queridos que ya nos están y que me transmitieron tanto, los que echare de menos hasta el final de mi vida, mis dos bisabuelos Souren  y Araxie, y mis dos abuelos André y Simone (altun).

Sandra Kishishian, el 21 de Abril de 2015